jueves, 5 de febrero de 2009

Perturbadora flor en el asfalto - Sergio Patiño Migoya


En el cotidiano deambular por las caras anónimas apareció ella: rara avis de exquisitez in terris proletaria. Fue grato desnudarla por matar el tiempo. Del esbozo apuntado bajo el cruce de su chaqueta de hilo, conseguí unos lindos pechos menudos y prietos, con pezones como avellanas diminutas. Solté el prendedor para que la marea bruna cabalgara sobre sus hombros y acentuase el aspecto salvaje de aquellos ojos verdes perdidos en la monótona fuga de calles y edificios. Los pantalones volaron para obsequiarme con unas piernas de pecado. Con sumo cuidado las descrucé tras apartar de su regazo el portafolio en piel: se veía deliciosamente obscena en su ropa de reloj Cartier y sandalias de tacón alto.
El brusco frenazo me hizo vestirla de golpe, a tiempo para encontrar la barra donde sujetarme. La vi levantarse, al pasar sentí el roce sutil de las avellanas contra mi pecho. El estupor me atontó. Habría jurado que su boca no... Me había mirado un instante pero de frente, y sus labios no...
Decidí dejar las explicaciones para luego, saqué la agenda y anoté, antes de que se me olvidara, el número de teléfono que retumbaba en mi cerebro con aquella voz insinuante.

Tomado de http://breventosybrevesias.blogspot.com/

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