sábado, 7 de febrero de 2009

La campana de cristal - Adriana Alarco de Zadra


A miles de años luz desde la Tierra existe un planeta pequeño que se observa como un punto lejano y luminoso en la mutable inmensidad del cielo. Su ciudad, Planetaria, está iluminada con luces de colores y los edificios, siempre en movimiento, se desplazan en círculo. Astra recibió su primer helivolante para aprender a volar, por medio de palancas y botones, y a elevarse del suelo. 
—¡Nuestro mundo mineral es tan fascinante que pienso que este planeta es el mejor de la galaxia! —le comenta Astra a su amiga Lunisol, al regresar del paseo, mientras beben jugos color lila. 
El conjunto de edificios está construido de tal manera que se eleva por los aires, dentro de una campana de cristal, movida por turbinas. Hay terremotos frecuentes y a veces al planeta es amenazado por algún peligro, como meteoritos o asteroides. Fuera de los centros poblados, el panorama es macizo, con volcanes en constante erupción, minas y abismos profundos. De pronto, un remezón las asusta y observan la gigantesca campana de cristal que baja desde lo alto cubriendo por completo la ciudad, que empieza a elevarse por los aires con sus círculos, su plaza, sus edificios y sus habitantes. Están adentro de un espacio vacío que las absorbe y transporta íntegramente a otro lugar. Vuelan edificios, campos de cristal y vegetación. Rocas enormes ruedan cayendo a los abismos. Aberturas se cierran escondiendo los tesoros de sus piedras preciosas. Los mineros vuelan en helivolantes y algunos alcanzan el refugio que está cubriéndose bajo otra campana transparente. Varios trabajadores han quedado encerrados dentro de las entrañas del planeta. Viajan hacia un horizonte desconocido, levantadas en vuelo, prisioneras de su propio esplendor, buscando la planicie inmensa donde se colocará nuevamente Planetaria, la ciudad de cristal. Sismos y movimientos telúricos han azotado el planeta otras veces pero las jóvenes no se desaniman ni se abaten. Aman su hogar y su modo de vivir. No conocen otra historia. Al ver volar la ciudad Planetaria, unos mineros en otra campana las saludan, enviando mensajes telepáticos. Un día se encontrarán nuevamente y continuará la vida en este planeta lejano y fascinante. 

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