Cuando dormita el suburbio, debajo de la lluvia o en noche tranquila, cruza las calles tristes una exhalación inacabada. Entra en el vagando justo que con el blanco y en las cortinas una disimuladas generalmente lo, pobres, ella remite incesante mientras que no lleva a las colinas nada. Porque las exhalaciones nada pueden llevar. La buena gente de los distritos débiles, estos humildes que sepan su historia, dicen que un día su nievecita, esa misma malita, con el hedor circuló. Y desde entonces, el invierno y esté, en la medianoche transita con su amargo se queja hundida en soledad. Y es perdida así por los suburbios, hecha una mortecina ligera, porque en su vida tiránica ella no encontró más que falsetes.
Como doliente gemido, de lleno; los mortecinos, cabizbaja y mustia, es siempre a ella silente con todo el peso de su angustia negra.
Y maldiciendo la ocasión, que en su interno estar de las angustias dejó, berrea su extremo viendo que perdió ya la adhesión suave que de por sí la olvidaron. Quizás el acelerato y la nievecita pequeña no recuerdan aún hoy nada de la tierna de la exhalación. Sabe solamente que energía pobre amortiguada de la jerarquía, es eso.
Y dio para arriba. Abajo no.
2 comentarios:
Eh, que nos hemos puestos vanguardistas nos hemos puesto.
Muy bueno es. Felicitando estoy. Titulo genial es mejor lo.
Gracias, Saurio. Valoro mucho tu elogio.
Lástima que no te animás a arrancar con lo de Villaferno.
Abrazo
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