sábado, 6 de diciembre de 2008

Lechuza Jezebel - Ademir Pascale


Natan, amigo y compañero de constantes borracheras, que te fuiste pronto, demasiado pronto, no sé adonde... Quién sabe si al cielo o al infierno. 
Lechuza Jezebel: nocturno y crepuscular ser que pasó a acompañarme en las noches de soledad, a vigilar mis pasos vacilantes y a posarse sobre mi hombro en las frías mañanas paulistanas, siempre antes de partir hacia los confines de lo inimaginable. Ave estrigiforme de rara belleza; murutucu, agorera, a veces mascota de Atena, otras, personificación de Lilith, ¿o sólo un pequeño y elemental demonio alado? Su mirada indiscreta y su irritante piar pasaron a perseguirme locamente, noche tras noche. ¿Preludio de mala suerte? Quién sabe, tal vez porque la consideré femenina, engañándome por completo, pues en una noche de tinieblas, después de mi borrachera nocturna, ella se posó astutamente sobre mi hombro izquierdo, provocándome un intenso desagrado, y antes de que yo le diese un fuerte y certero golpe con mi botella de whisky escocés, fijó sus ojos vitrificados en los cansados míos y, sin vacilar, como en una pesadilla escrita por el propio Poe, vociferó: "No te sientas solo; al cielo no fui invitado y del infierno escapé. Estaré a tu lado, viejo compañero, hasta el cercano día en que testificaré tu muerte..."

No hay comentarios.: