lunes, 1 de diciembre de 2008

Las siete maravillas del mundo - César Fuentes Rodríguez


Los hombres construyen por vocación de inmortalidad, con la esperanza de que el Tiempo, su gran rival, sucumba a un descuido imposible y no borre de un plumazo todo lo edificado con el sudor y la fantasía de cada generación. 
Pero se hace duro jugar con un contrincante que reparte cartas marcadas, decide las reglas y tiene la partida ganada de antemano. De modo que los hombres sólo pueden imponerse recurriendo al ilusorio expediente de considerarse "campeones morales", que —así piensan— suspende por un momento los dictados inexorables del azar. Elevan sus monumentos audazmente, y mientras el Tiempo está entretenido haciéndolos polvo, ellos corren a renombrarlos y así triunfan con un empate que ningún jurado puede discutir.
Las Siete Maravillas del Mundo nunca son las mismas, y por eso se sigue hablando de siete maravillas, como si desde el principio no hubiesen cambiado. Si el Tiempo hunde los Jardines de Babilonia en una ciénaga, los hombres vienen con la Torre Eiffel; si aquél desmorona el Coloso de Rodas hasta sus cimientos, estos se apresuran a postular el Observatorio de Arecibo. 
¡Curiosa raza, los hombres!... Acaso no sean tan tontos como parecen.
Con la desfachatez que da la práctica, hoy también se empecinan en presentarnos la lista de sus Maravillas. No os extrañéis si, en definitiva, pretenden otra vez que son siete.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

maravilloso

Anónimo dijo...

HACE UN MINUTO TE DIJE QUE ME PARECIO MARAVILLOSO, PERO LO VOLVÌ A LEER Y ME ERIZA LA PIEL, TE FELICITO

Anónimo dijo...

jaja esta muy bueno