Circula la teoría de que si un mono golpease de forma desordenada, durante el tiempo suficiente, el teclado de una computadora, debido a las probabilidades y la ley de los grandes números podría resultar una obra coherente, en especial Romeo y Julieta de Shakespeare.
Claro que haría falta presupuesto, un cronograma de trabajo, los especialistas para ejecutar y coordinar las actividades, un tribunal especializado, un laboratorio adecuado y las computadoras o los ordenadores como dicen los españoles al copiar a los franceses, en lugar de hacer como nosotros en América que no copiamos a nadie de Europa, (salvo los argentinos) sino que copiamos a los norteamericanos.
Se tomaron cien monos entrenados y se les puso ante el teclado de las computadoras conectadas en red (ordenadores, porque el experimento se hizo en España, en específico en Lugo, como se imaginarán en Galicia).
Los monos al teclear de manera incontrolada, aleatoria, estocástica, al fin en pleno desorden, creaban en el procesador central un flujo de letras que se combinaban en cien documentos que se comparaban entre sí para crear de forma continua las palabras posibles para engendrar un texto, el cual, si bien no tenía por qué ser coherente, estaría formado al menos por palabras existentes en nuestro idioma.
Al final se analizaría si el resultado, como la hipótesis planteada, se correspondía con Romeo y Julieta de Shakespeare en la traducción del Abate Galíndez de 1695.
Tal y como decían los más escépticos, el resultado, según discutieron los académicos había sido completamente negativo. En toda la obra resultante no aparecían ni una vez los nombres de Romeo o Julieta y mucho menos alguna referencia a Montescos o Capuletos.
El jefe del equipo de ilustres especialistas ibéricos le comunicó, con gran pesadumbre, al presidente del tribunal, un académico inglés especialista en lingüística e informática que hablaba el español con acento chicano, el resultado negativo y el abandono de la hipótesis así como la proposición de prohibir, en todo el territorio ibérico, cualquier comentario acerca de las posibilidades probabilísticas de que los monos pudieran escribir la obra Romeo y Julieta de Shakesperare.
—De todas formas, doctor —dijo el académico principal—, el tribunal estaría agradecido si usted leyera algún fragmento del resultado, por ejemplo el principio, para tener una idea de cómo se combinan palabras correctas en un texto aleatorio.
—Bien, si usted insiste, excelencia —dijo el especialista español con cierto desgano—, procedo a la lectura:
“En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme…”
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