viernes, 12 de diciembre de 2008

El balance - Vera Nazarian


El hechicero más grande del mundo, Liir, tras haber alcanzado el pináculo de su aprendizaje, decidió un día observar el mayor de todos los misterios.
Habiendo conjurado una trinidad de hechizos poderosos que lo arrastraron fuera de su cuerpo terrenal y de su estado actual de existencia, él —o en ese punto, para ser preciso, la Entidad—, él/ella/eso se encontró en un espacio y un continuo temporal imposible de describir con palabras humanas. Rodeado de la pulsación brillante de energía de la nebulosa cósmica que es el universo, Liir vio el principio del Macho y de la Hembra, los dos representados para él en sus respectivas figuras humanas, trabados en un gran eterno abrazo/combate. Liir percibió esta pelea con el respeto que sólo los sabios del más alto grado pueden experimentar. ¡Que maravilla, que paradoja sublime, la Entidad comprendió que el balance universal se apoya en un combate eterno! ¡Ninguno de los Dos se rendiría antes que el otro, o todo se desmoronaría en el abismo del Apocalipsis! ¡Que pensamiento inconcebible! Y entonces, Liir meditó sobre lo perfecto que es el Universo gracias a esos dos grandes Principios absolutamente equilibrados en poder, y acerca de que nunca nada podrá desnivelar el balance, en favor del Uno o del Otro.     
En ese instante cósmico, el Hombre, notando de repente que Ellos eran observados, Hizo una pausa en el Combate divino y movió su rostro radiante hacia la Entidad.
—¿Que es esto? ¿Quién eres, mortal?
Fue en ese momento que la Mujer, encontrando que su poderoso puño tenía el camino libre, derribó al Hombre con un perfecto golpe divino.

Título original: The Balance
Traducción del inglés: Carlos Feinstein

From Marion Zimmer Bradley's Fantasy Magazine, Issue 9, Special Short-Short Issue, Summer 1990.

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