miércoles, 17 de diciembre de 2008

Bajo las aguas - Adriana Alarco de Zadra


Me estoy disolviendo por el terror. El agua sigue aumentando con fuerza increíble. Mis células se están volviendo cada vez más delgadas y trasparentes. Debo buscar un lugar donde refugiarme. Me siento tan mal que si me dijeran que he muerto no me sorprendería...
El planeta se está cubriendo de agua y cada vez hay menos territorio, por eso los humanos están buscando desesperadamente lugares para sobrevivir sobre naves que flotan, que vuelan o que bajan a las profundidades submarinas. Así es como han encontrado el refugio secreto submarino, la esfera de las profundidades.
No digo que se volverán como nosotros, armónicos y sencillos. No tengo esa esperanza ni los creo seres tan superiores como para eso, pero podría ser que imiten nuestras costumbres en cuanto el territorio se les haga más pequeño. La esfera submarina tiene límites y ellos no pueden resistir bajo las aguas sin sus trajes que los cubren, los protegen, los ayudan a pensar, pues tienen más capacidad que ellos mismos. ¿Quién los habrá inventado? Posiblemente algún ser acuático como nosotros. 
En la bola submarina empieza el caos y la devastación. Se empujan y golpean. Rompen unos a otros sus trajes con cuchillos afilados. Brota a chorros el líquido rojo que llevan dentro y se dan mordiscos con furor y saña. Ellos también quieren sobrevivir con las virtudes de los otros de su misma raza.
Así es como pensarán sus mismos pensamientos; crecerán con sus mismos genes; gozarán con su misma felicidad. La fiera capacidad de los seres que luchan por su vida es inaudita y los lleva a todos por un mismo camino. Algunos desaparecen para alimentar a los otros. No hay nada nuevo bajo las aguas. 

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