Quiero morir, y entonces me grita estás muriendo
Idea Vilariño
La espera no ha servido de nada. No hay bálsamo ni nadie que apague la lamparita del dolor, el pabilo del daño que nunca se consume. Toda la vida es espera. Toda la vida para decirle una sola frase. Salir de aquel invierno, huir. Rodar sin tregua con el llanto del niño en las sienes. Solo pensar en salvarlo de sus puños, de sus manos. Esconderme.
Esconderme de sus puños. Aborrezco sus puños. Años de aborrecimiento han ido creciendo y envejeciendo conmigo. Una sola frase de desprecio. Sólo eso. Una sola frase de desprecio cuando aún siento que me aplastan sus rodillas. Treinta, cuarenta años desde la última vez. Todo está presente como una sábana frente a los ojos, como si acabara de suceder ahora.
Y ahora está él aquí, delante de mí. Ahora está aquí y estoy paralizada, con los ojos secos, cerrados. Siento cómo me tiembla la boca y desaparece. Seguiré comiendo cristales de rencor. Quiero decírselo, tengo que decírselo, pero no me salen las palabras, no puedo despegar los labios ni las pálpebras del odio. Toda la vida en un temblor, para nada.
Publicado en: http://mquinadecoserpalabras.blogspot.com/
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