En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
—Háganse los infiernos y cúbranse de incombustibles llamas —añadió de forma inesperada el demonio frotándose las manos de forma perversa.
Dios le miró por encima del hombro, no obstante, se encogió de hombros y prosiguió.
—¡Sea la luz! —exclamó con Su Divina voz.
Y fue la luz.
—Y sean también las tinieblas —terció una vez más el maligno.
Esforzándose por hacer caso omiso de la nueva intromisión, Dios continuó:
—Haya expansión en medio de las aguas, y sepárense las aguas de las aguas. Y a la expansión la llamaré Cielo —sonrió hondamente satisfecho—. Y produzca la tierra hierba verde y árboles frutales.
—Y surjan también los desiertos, los volcanes y terremotos, el hambre y la sed... —metió nuevamente baza el demonio.
—Produzcan las aguas seres vivientes —dijo Dios con atronadora voz intentando evidenciar una vez más Su suprema voluntad—, y aves que vuelen sobre la tierra.
—Y con ellos aparezcan mosquitos, chinches y garrapatas, sanguijuelas, pirañas, tiburones, murciélagos y ¡virus! ¡Muchos virus!... —añadió con gran sorna el demonio.
El Creador, contemplaba con honda preocupación cómo su obra se desvirtuaba por momentos. Entonces dijo Dios visiblemente enojado:
—Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; y señoree en todo animal que haya sobre la tierra.
—Y de una costilla del hombre, hagamos también una mujer y...
—Esto, ¿no crees que te pasaste un poco? —interrumpió Dios con gran hartazgo—. No entiendo por qué demonios te he creado.
—¡Epa! Que yo no me he metido con lo tuyo. Además, ¿no fue a la inversa?
Dios dudó un instante. Por fin suspiró dándose por vencido.
—Está bien, está bien —¿Lo dejamos en tablas? —terció el Todopoderoso.
—Si jugamos otra mañana...
—Por mí, de acuerdo. Pero la próxima vez me toca a mi tirar los dados, ¿eh? —advirtió el Creador alzando una ceja, ofreciéndole su semblante más desconfiado.
1 comentario:
Espectacular. Muy bien logrado!
Pato
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