Aquel día, largas colas de gente que se rechazaban con codos y espaldas, se formaron desde temprano delante de la puerta.
Todos gritaban como si estuvieran al borde del Juicio Final.
Luego, uno tras otro, penetraron en una espaciosa sala donde se hallaban numerosas personalidades. Eligieron entre las boletas rojas, amarillas, blancas, verdes, azules, naranja, violeta y rosa, luego pasaron frente a la urna cristalina, depositando su elección en ella.
Tras contemplar largo rato la cadena dorada que aseguraba la boca de la urna al arco iris, atravesaron la puerta y salieron de la vasta sala.
Al anochecer, la urna fue llevada en andas, como una recién casada, y para poder hacer el recuento se retiró la cadena.
Lo verdaderamente extraño fue que la tarea de los importantes personajes encargados de clasificar las boletas no resultó para nada agotadora.
La realizaron fácil y precipitadamente, porque el arco iris se había vuelto de un solo matiz! Un gris lúgubre…
Traducción del árabe al francés: Essia Skhiri
Traducción del francés al español: Olga A. de Linares
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