miércoles, 22 de octubre de 2008

La Luna era un hueco en el cielo - José Luis Vasconcelos


Durante mucho tiempo lo seguí. No sé qué buscaba, pero jamás volteó para verme.
Recorrimos calles empedradas y senderos de barro hasta que llegamos a las inmediaciones de la ciudad de Polvo. Ahí pude ver cómo las mujeres lamieron su cuerpo con las manos. Sus ojos estaban en blanco, mientras ellas lanzaban extraños conjuros que semejaban aves dibujando montes.
La luna era un hueco en el cielo cuando la mujer más anciana gritó:
—Ahí está, atrápenla...
Quise escapar. Corrí como poseída y mientras más lejos estaba más cerca me sentía de él.
El cielo era dorado cuando despertó:
—Qué pasó, qué hago aquí —dijo él...
—Nada, no te agites —respondió la anciana—, sólo que ella está nuevamente contigo. Nos costó trabajo darle alcance pero sabíamos que no podía durar mucho tiempo separada de ti.
Sonríe, te volvió el alma al cuerpo.

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