martes, 21 de octubre de 2008

Año 2023 - Sergio Gaut vel Hartman


Pensó que sería suficiente con cambiar de nombre y aspecto, pero Borges, el memorioso, clonado a partir de unas células bibliosómicas encontradas entre las ruinas de la Biblioteca de Babel, era un friki astuto.
—Kurosawa —dijo Borges—: no me engaña. Yo lo conozco, y usted es el culpable de la muerte de la Tierra. —El friki era gordo, aniñado; su gran cuerpo grasiento estaba literalmente derramado sobre pilas de comics de todas las épocas.
—¿Le parece? Me limité a pasar de un blog a otro, buscando ideas originales, y tratando de poner distancia con mi enemigo declarado, Elli, el astuto rey de la tele.
—¿De qué cree que estoy hablando? —Borges pareció estar furioso—. ¡Usted asesinó a nuestro ídolo y líder!
—¡Ojalá hubiera sabido y podido hacerlo! —replicó Kurosawa. Pero la ira del friki lo acongojaba, lo hacía sentir incómodo. Para colmo, Simon Nuth permanecía cruzado de brazos, tenuemente divertido por la pelea que empezaba a crecer. Era evidente que había sido él, y no Kurosawa, quien operó para reconvertir a P2. Del pedante mal llevado, desagradecido, autista y feo no quedaba ni el recuerdo. Pero a Kurosawa, a pesar de que el cambio lo favorecía, no le gustaba nada ser un instrumento manipulable en manos del viajero del tiempo. ¿Quién era el enemigo? Borges se dio cuenta de que sus visitantes no sintonizaban entre sí y atacó al mejor estilo friki.
—Te vamos a sacar esa piel amarilla, tan fea, y te vamos a poner otra, más blanca que la de Maikel Yacson.
Kurosawa comprendió que la cosa entraba en zona de riesgo e hizo lo único que se puede hacer cuando un friki te amenaza. Tomó un fajo de comics apolillados y los hizo picadillo.
—¡Insano! —aulló Borges—. ¡Está haciendo pedazos mi colección de incunables de la Gates!
Ese año, 2023, era un lugar alucinado y alucinante. La indolencia de los frikis estaba destruyendo el planeta y tipos como Simon Nuth, a pesar de que poseían máquinas del tiempo, no hacían nada por evitarlo. 
—¿Adónde me trajo? —protestó Kurosawa, sin reparar en que había dicho lo mismo en el cuento anterior. Simon Nuth lo había salvado de morir masticado por un demoníaco hámster mutante, pero ahora no parecía dispuesto a mover un dedo para evitar que miles de frikis, emergiendo de las páginas apolilladas de los viejos comics, se aprestaran a reducirlo a pulpa de papel. 
—¡Sáqueme de aquí, carajo! —exclamó Kurosawa.
—Sólo trataba de hacerle ver los efectos de su acción —respondió Simon Nuth—. ¿Se da cuenta por qué matar a Elli, el astuto rey de la tele fue un error?
—¿Cuándo maté a esa alimaña? Volvería a hacerlo.
—De acuerdo. Volvamos a 2009.
La máquina del tiempo hizo lo suyo y sin solución de continuidad estuvieron en el Estudio mayor del canal 1113. En el aire, “Matando por un sueño”.

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