El hombre se hacía entender en mal francés.
—Es mi padre. Estos son sus papeles. Y estos los míos.
El tipo de seguridad miró alternativamente la documentación y al hombre de edad que se retorcía furioso, echando espuma por la boca y tratando de soltarse del abrazo de los guardias. En un momento logró liberar un brazo y empezó a palparse los bolsillos.
—Busca el intercomunicador. En Argentina era como ustedes, personal de vigilancia, trabajaba de noche en un laboratorio farmacéutico, antes de jubilarse.
Los que mantenían sujeto al viejo aflojaron la presión y sonrieron; después de todo era un colega.
—Le aseguro que el ataque es un error. La escopeta es mía, está registrada. La compré para ir a cazar, pero nunca lo usé, ¿entiende? Tenga en cuenta que es un anciano y está bastante sordo. Lo traje a vivir conmigo por eso, y por el tema de la inseguridad en nuestro país. Él está muy sensibilizado. Y cuando escuchó la información por la radio interpretó equivocadamente que el LHC está lleno de ladrones, por eso empezó a disparar y se puso como loco.
http://grupoheliconia.blogspot.com/2010/11/sergio-gaut-vel-hartman.html
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