Quizá el fin del mundo no es fácil de imaginar. Ramírez., que atiende el vestuario del club, me dijo que su hija oyó por radio, en el programa de algún aceite comestible, a un boliviano que pronosticó para el domingo 23 el fin del mundo. Mi consocio Johnny aseguró que todo eso eran macanas. Ramírez convino en que no debíamos creer una palabra del tal pronóstico y agregó que, por si acaso, el sábado a la noche no se privaría de nada, porque él estaba dispuesto, eso sí, a darse una comilona. Hombre del momento, pasó a declarar que esos anuncios debían estar terminantemente prohibidos "por causa de las criaturas". Recordó el caso de alguien que predijo, para no sé qué fecha, el fin del mundo y cuando dieron las doce de la noche "se abocó al revólver y se mató. Mientras tuvo fuerzas apretó el gatillo. No era para menos". Johnny le preguntó:
—¿Qué haría usted si supiera con seguridad que un día determinado acaba el mundo?
—No diría nada, por causa de las criaturas —respondió Ramírez—, pero dejaría anotado en un papelito que en el día de la fecha era el fin del mundo, para que vieran que yo lo sabía.
—¿Qué haría usted si supiera con seguridad que un día determinado acaba el mundo?
—No diría nada, por causa de las criaturas —respondió Ramírez—, pero dejaría anotado en un papelito que en el día de la fecha era el fin del mundo, para que vieran que yo lo sabía.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario