
Lewis apenas podía creer lo que estaba viendo. Marte: la nueva frontera. Contempló sobrecogido el cielo rojo y el paisaje estéril que se desplegaba ante él.
Soy el primer hombre en Marte, pensó. Todo lo que estoy haciendo será un hito en la historia de la humanidad. El espacio nos llama a un glorioso futuro. Después de los primeros pasos en la Luna de Armstrong, esto será un gran salto hacia adelante.
Avanzó un poco más, probando la leve gravedad del planeta rojo.
—Estoy escribiendo la historia —le dijo por el micrófono al centro de control—. Mis huellas sobre el polvo marciano guiarán al hombre a las estrellas.
Pero en lugar de la voz del comandante del centro de control, escuchó los estridentes tonos de su despertador. Se sentó en el catre y comprendió que el sueño había terminado.
Había regresado a la fría y dura realidad. Se levantó y se vistió para otro aburrido día de trabajo en la base lunar Malzberg, un abandonado puesto de avanzada que era el amargo recordatorio del fracaso del sueño de la conquista del espacio.
Miró por una claraboya y vio a la Tierra —ese horrible lugar con su deteriorado medio ambiente— colgando en la negrura del cielo.
La cuna del hombre, pensó, y probablemente también su tumba. Tal vez debería sentirse feliz de estar allí arriba, en esa destartalada estación lunar con su inestable gravedad artificial.
Marte ya había sido olvidado.
Título original: The First Man on Mars
Traducción del inglés: María del Pilar Jorge
Soy el primer hombre en Marte, pensó. Todo lo que estoy haciendo será un hito en la historia de la humanidad. El espacio nos llama a un glorioso futuro. Después de los primeros pasos en la Luna de Armstrong, esto será un gran salto hacia adelante.
Avanzó un poco más, probando la leve gravedad del planeta rojo.
—Estoy escribiendo la historia —le dijo por el micrófono al centro de control—. Mis huellas sobre el polvo marciano guiarán al hombre a las estrellas.
Pero en lugar de la voz del comandante del centro de control, escuchó los estridentes tonos de su despertador. Se sentó en el catre y comprendió que el sueño había terminado.
Había regresado a la fría y dura realidad. Se levantó y se vistió para otro aburrido día de trabajo en la base lunar Malzberg, un abandonado puesto de avanzada que era el amargo recordatorio del fracaso del sueño de la conquista del espacio.
Miró por una claraboya y vio a la Tierra —ese horrible lugar con su deteriorado medio ambiente— colgando en la negrura del cielo.
La cuna del hombre, pensó, y probablemente también su tumba. Tal vez debería sentirse feliz de estar allí arriba, en esa destartalada estación lunar con su inestable gravedad artificial.
Marte ya había sido olvidado.
Título original: The First Man on Mars
Traducción del inglés: María del Pilar Jorge
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