lunes, 8 de septiembre de 2008

El héroe desconocido - Claudio Amodeo


Estoy cansado. Molesto y cansado. Será por eso que escribo estas insensatas palabras que en pocos años hallarán su sitio entre los leños de un fogón crepitante. Porque me canso de tanta batalla ingrata y de tanto esfuerzo sin sentido. Acaso insuficiente, acaso vano. 
Soy un personaje triste y penoso. Un héroe desconocido y anacrónico. A veces me contenta pensar eso, pensar que en definitiva estoy haciendo un gran bien a esta humanidad frágil y perniciosa que apunta incesantemente a su propia aniquilación. A veces me contenta, pero no esta vez. Esta vez es distinto. Luego de largas décadas de servicio al Departamento de Control Histórico me siento asqueado. Quizás ya sea hora del retiro.
Sin embargo, aún me resta cumplir una última misión sobre la línea temporal que asegurará, al menos, un siglo de paz sobre la tierra. Será un acto arriesgado como tantos anteriores, como aquel que menguara las fuerzas de un Napoleón despótico en su paso por Waterloo, en el que disparara sobre sus huestes con armamento del siglo veintitrés, y que me valiera una herida profunda en el estómago, sólo curable en hospitales del siglo veinticinco. Un acto terrible que requerirá, no sólo del desapego de la propia vida, sino del coraje suficiente para hacer algo tan imprescindible como vergonzoso. Algo quizás comparable con la vez que tuve que entregar a aquel nazareno a su muerte para evitar que, pocos años después, todos le dieran la espalda, y que la escasa humanidad existente en aquella época acabara sus días tiñéndose de sangre.
Me levanto con esfuerzo, camino unos pasos a lo largo de la sala y descuelgo el rifle de la pared. Avanzo algo más resuelto hasta la máquina del tiempo y la programo para el lugar, día y hora exactos del año 1963. El último mensaje que recibí del Departamento de Control consistía en tres simples siglas. Eran siglas inconfundibles. Supe de inmediato qué debía hacer. Activo la máquina y abandono la habitación en medio de una bruma misteriosa mientras repaso el mensaje de mi última misión.
J.F.K. 
Debería exigir una bonificación por hacer este tipo de cosas.

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