martes, 9 de septiembre de 2008

Amo y esclavos - Sergio Gaut vel Hartman


El monstruo alzó la vista hacia la luz que se filtraba por la ventana y bebió un largo trago del licor sagrado. Satisfecho, se calzó la negra piel ritual y sintió cómo se ajustaba a su cuerpo escamoso. Dio dos pesados pasos para alcanzar la puerta que comunicaba sus habitaciones privadas con la gran sala en la que ya estaban reunidas las desventuradas criaturas, corrió la cortina y los observó: inocentes como ovejas, mansos como jilgueros, impotentes como peces. Entrechocó las garras con deleite. Se miró una vez más ante el espejo: ¡perfecto! La mezcla adecuada de autoridad, potencia y carisma. Dio otros cuatro pasos y avanzó hacia el púlpito. Un murmullo de sumisión inundó el recinto. Él abrió las fauces.
—Estamos reunidos en la casa de Dios...
El veneno se esparció por el aire, como un flujo impalpable, cabalgando sus palabras, y los paralizó. Nada como una mesa bien servida; ellos eran deliciosos y él un esclavo de la gula. ¿A cuántos se comería hoy?

http://grupoheliconia.blogspot.com/2010/11/sergio-gaut-vel-hartman.html

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