Al verlo junto a la amante, su esposa le dio una bofetada y se fue.
—¿Por qué no me dijiste que estabas casado? —reclamó la amante, y le escupió a los ojos antes de irse en dirección contraria.
El hombre caminó unos metros hasta la calle. Iba a cruzar cuando un auto se detuvo frente a él y se lo impidió.
—Me estafaste —dijo su mejor amigo, que estaba al volante, furioso—. Y aunque no lo creas, te voy a denunciar.
El ex amigo aceleró otra vez, y el hombre cruzó la calle. Al otro lado lo esperaban dos policías.
—Perdiste —dijo uno de ellos, mientras le ponía las esposas. El otro, por las dudas, le dio un puñetazo en el estómago.
Lo llevaron al patrullero. Estaba por entrar cuando cayó una maceta de lo alto y le dio en la cabeza. Es difícil que haya oído, mientras entraba en coma, una voz que gritaba desde el segundo piso:
—Así te esperaba agarrar después de lo que le hiciste a mi padre.
Jamás despertó, así que no llegó a enterarse de cuál fue el médico que lo reconoció y simuló un desperfecto eléctrico en el equipo del hospital.
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