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Agencia EFE. — Zimbabue, 1 de Enero (EFE)
Un ángel descendió del cielo sobre la capital Harare. Traía consigo, según testigos, una corneta de muerte. En un principio se creyó que todo era un montaje fílmico. Antes de ser arrasada la urbe por el sonido bíblico, el ángel concedió una hora de gracia a los justos para abandonar la ciudad. Miles de personas lograron escapar de la rabia divina. Hordas de ángeles remataron a los sobrevivientes con espadas de fuego. Tropas zimbabuenses fueron rechazadas y exterminadas por un cornetazo celestial, ante un denuedo vano por parte del gobierno de tomar acciones defensivas. Esfuerzos humanitarios han sido canalizados por la Unión Africana; la OTAN ha enviado dos portaaviones al teatro de los acontecimientos. Datos filtrados por inteligencia estadounidense, indican una importante concentración de ángeles cerca de Bulawayo, segunda ciudad en importancia de Zimbabue. El número total de víctimas y desplazados no ha podido ser establecido; el jerarca de la iglesia católica no ha querido hacer una declaración oficial acerca de la tragedia africana. Señales de movimientos angelicales, en otras partes del mundo no han sido reportadas. Equipos de fuerzas especiales de: América, Asia y Europa han sido puestos en alerta máxima para anular cualquier clase de presencia seráfica. Organizaciones no gubernamentales, han pedido al conjunto de naciones frenar las hostilidades contra los ángeles y manifestaron por unanimidad: "Los mensajeros divinos son: apostólicos y proféticos, principio y expiración; tenemos que dejar las armas de lado y aceptar el dictado final."
Acerca del autor:
Sergio Fabián Salinas Sixtos
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