lunes, 8 de abril de 2013

Profesor se orina en un bar - Alejandro Ramírez Giraldo


Después de la quinta cerveza, el profesor de literatura Duilson Horosco no aguantó más las ganas de orinar y se dirigió casi corriendo al baño, pero al llegar se encontró con una fila de más de siete personas. "Todos los viernes intento ser disc jockey en el bar Bantú y me pagan con cervezas". De hecho, hace siete años que lo hace y es amigo personal del dueño del bar. "Nunca pensé que hubiera tanta fila, en varios años nunca me había pasado. De haberlo sabido no hubiera aguantado tanto y habría hecho fila antes, pero es que siempre estoy pensando en la próxima canción y no me puede ausentar mucho tiempo porque alguien llega y me trastoca todo". Y el resultado fue desastroso: faltaban sólo dos personas cuando empezó a orinarse. "Pensé que si soltaba un chorrito imperceptible se me aligeraría un poco la vejiga, pero el efecto fue contrario y empecé a orinarme sin poder evitarlo". Cuando entró al baño orinó unas cuantas gotas y pudo ver que la parte delantera del pantalón era un desastre. "Volví a mi rincón a poner música, le pedí prestado un buzo a una amiga y me lo amarré en la cintura por delante, como si fuera un delantal". Entre la oscuridad y la ebriedad casi nadie se dio cuenta. Cuando llegó a su casa a las dos de la mañana, borracho y tiritando de frío, se asombró de que su perro no saliera a recibirlo. "Lo encontré dormido en el corredor, pero sabía que estaba fingiendo. Luego me compadecí del olfato del pobre animal y me fui a bañar".

Sobre el autor: Alejandro Ramírez Giraldo

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