viernes, 12 de abril de 2013

Hombres uva - Cristian Cano


Cuando se fueron todos, me quedé solo. Siempre me quedo solo. El único que viene hasta la cocina es el gato. Cuando me mira, creo que se da cuenta de lo desgraciado que soy. Nadie sabe sobre el secreto que guardo. Ni siquiera mis amigos que se quedan charlando hasta entrando la madrugada. Ni se imaginan. La primera vez que lo vi fue hace cinco años. Me desperté sobresaltado por los perros del vecino y, cuando salí para lavarme la cara en la pileta del patio, la parra se sacudió, haciendo caer los racimos de uvas. Estuve cinco días sin pegar un ojo. Le vi la espalda y los brazos. Nunca me hubiese imaginado algo así. Me parece que son varios, porque ese tenía una joroba con ramas y hojas. Esa madrugada el gato salió corriendo en un santiamén. Yo me quedé duro. Ahora lo cuento porque estoy perdiendo la memoria, pero les aseguro que ellos no tienen edad. Cuando la parra se seque, no sé lo que va a pasar. Esa parra está ahí desde mucho tiempo antes a nuestra llegada. Desconozco si la voy a ver seca. Y los años pasan volando.


Acerca del autor:  Cristian Cano

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