viernes, 4 de enero de 2013

La ley del monstruo — Sergio Gaut vel Hartman & Carlos Enrique Saldivar


Terminó el espacio publicitario y todos corrieron a preparar empanadas, acatando sin discutir las directivas del líder gastronómico, Sri Chef Gourmet.
—A mí no me gustan las empanadas —dijo Daniel Asecas cortando la carrera de los obsecuentes.
—¿Cómo que te disgustan? —lo reprendió su madre—. Las empanadas son lo más rico que hay. Lo dijo el líder gastronómico.
—¿Y si el líder dice que te suicides te vas a suicidar? —insistió Daniel.
Ahora los obsecuentes no se limitaron a detener su marcha. Miles de miradas iracundas y estupefactas se clavaron en el adolescente.
—¿Cómo puedes decir eso? ¡Retráctate ahora mismo! —indagó su padre.
—¡No! No me gustan y punto. No las cocinaré. No me las comeré.
—¿Sabes lo que pasará, tonto? —preguntó su madre.
—Sí.
—Hijo, reflexiona, aún puedes desdecirte —señaló su padre.
El joven se alejó del grupo y caminó en dirección del horizonte. Las personas se miraron, sorprendidas. Luego siguieron con lo suyo.
A lo lejos se oyó la explosión.
Algunos voltearon para verla.
Todos tenían la bomba implantada en sus pechos. Esta estallaba cuando alguien mencionaba la palabra «No», minutos después, para no lastimar a quienes rodeaban al infractor.
Daniel sabía lo que le ocurriría, todos lo sabían.
En cierto momento, algunos dejaron de preparar empanadas y miraron hacia el lugar donde el quinceañero había fenecido; de inmediato continuaron con su labor; unos con lágrimas en los ojos, otros con el miedo corroyéndoles las entrañas. Otros diciendo «No» en sus mentes una y otra vez, reuniendo el valor necesario para mencionarlo a viva voz algún día.



Acerca de los autores: 
Carlos Enrique Saldivar