viernes, 18 de enero de 2013

La carta - Luisa Hurtado González


Si estás leyendo estas palabras, ya habrás visto la foto que las acompaña. Quizás ahora mismo hayas vuelto a mirarla, entre perplejo y sorprendido, esperando que te explique.
¿Sabes? El 3 de septiembre fue nuestro aniversario, sí, el día desde el que no nos vemos y no te respondo. Supongo que esa noche esperabas encontrarme a la misma hora de siempre, pero lo cierto es que yo había hecho otros planes, llevo un tiempo haciéndolos, desde que tu voz casi es un susurro y tu mirada nerviosa se pierde por encima de la pantalla. Sabía que tú no me ibas a contar qué pasaba y yo… yo me descubrí pensando en tenernos, en tocarnos, en una vida juntos.
Llegué a tu ciudad drogada de nervios. No te puedes imaginar la cara del taxista mientras le contaba lo nuestro. Recuerdo que me dijo que ya empezaba a envidiarte y que yo le sonreí.
Después, frente a la puerta de tu casa, me extrañaron las carreras infantiles pero finalmente llamé. Una niña rubia me dijo que, cuando su papá estaba en el despacho, no podía molestarle; después me pidió que la dejase soplar las velas, pero yo me negué. Cuando cerró la puerta, creo que ambas habíamos empezado a llorar por los deseos que sólo serían eso.
Volví a mi hotel en metro, anestesiada de dolor y le pedí a un japonés que me hiciese la foto que ves, la que acaba de mandarme, la foto de la noche en que supe que conmigo sólo habías hecho tiempo hasta que la cena estaba lista y tu hija, tan rubia, asomaba la cabeza y te decía: “Ya está, papi”.
Y ahora, y ya para siempre, ni tú ni yo sabremos como es la piel del otro. Nunca.

Tomado del blog Microrrelatos al por mayor
Sobre la autora: Luisa Hurtado González

2 comentarios:

Rosa dijo...

La realidad es un duro muro.
Fantástico Luisa.
Besos desde el aire

Miguel Ángel Pegarz dijo...

Un retrato realista cargado de fuerza.