viernes, 31 de agosto de 2012

Aliens al acecho – Guillermo Vidal


Tenar estaba oculto entre la vegetación alta y a pesar de la resistencia del resto de la patrulla se arriesgó a descender por entre los arbusto de hojas gruesas y filosas que le harían de escondite casi al ras del suelo, Observó los pequeños y gráciles cuerpos de los recién llegados que paseaban distraídos por la pradera con una actitud que le hizo hervir la sangre, caminaban despreocupados, sin temor, como si  les perteneciera todo el lugar. Hasta ahora la única especie que se daba ese lujo era la propia. Parecían blandos, frágiles capaces de ser aplastados de un solo zarpazo. Hubo de contenerse para no lanzarse de un salto sobre sus cabezas y relamerse con la sangre tibia y escuchar el sonido de sus huesos crujiendo, quebrándose. Pero algo lo detuvo, una especie de sensación de incomodidad en el estomago a pesar de que tenía en la mira a uno de los extraños, el último de la fila que se hallaba retrasado observando algo impreciso entre el follaje, un comportamiento que le resultó sin sentido. Tenar decidió retirarse y llamó con graznidos de Pombs a los otros que estaban al acecho. Los extraños no parecían estar apurados, los encontrarían más tarde, con tiempo para preparar una emboscada. Dio la señal para volver al nido e informar. Allí decidirían que hacer y mejor aprovechar mientras los extraños ignoraban el peligro que corrían. Tal vez hubiera sido prudente dejar un vigía para mantenerse al tanto pero eran solo un pequeño grupo de avanzada fácil de someter, pensó Tenar, no parecían representar un peligro serio, ni siquiera cargaban lanzas, ni flechas, u otros objetos que sugieran que estaban hechos para matar.
—Se fueron —dijo Bertran observando las pequeñas señales en la maleza— se mueven rápido por las ramas altas. Uno estuvo apuntando casi todo el tiempo a Reisa mientras analizaba la vegetación.
—¿Lo sabías?
—Estabas cubierta. Esperábamos que diera un paso más para atraparlo pero se detuvo.
—¿Captó que era una trampa? —dijo Emeni el exobiologo, retirando la red oculta.
—No exactamente, pero algo no le gustó.
—Son inteligentes, tienen instrumentos sofisticados, trabajan en grupo con un líder, poseen un centro con viviendas, edificios comunitarios subterráneos —agregó Emeni—. Se dirigen al lugar, no parece haber otros centros. Tal vez pequeños grupos fáciles de desactivar pero nada más.
—La lamento Emeni.
—Es una especie extraordinaria.
—Probablemente, y serían la especie dominante si el tuvieran tiempo —agregó Reisa con algo de ironía. No le había caído bien le apuntaran.
—Ni hemos hablado, tal vez quieran compartir su mundo —se atrevió a insistir Emeni.
—Nosotros no queremos compartirlo Emeni. Te prometo que conservaremos algunos de los especímenes para estudio. Debemos entregar el planeta limpio para declararlo como descubrimiento y con derecho a la explotación. La tierra no quiere reclamos de organismos intergalacticos. Ese fue el trato que firmamos, o no hay pago. ¿Alguna objeción? —preguntó Bertran mirando a cada uno pero nadie respondió—. Es lo que pensé. Adelante.

El autor: Guillermo Vidal

No hay comentarios.: