martes, 10 de julio de 2012

El encuentro con el tercer tipo - Héctor Ranea & Sergio Gaut vel Hartman


Lo malo de la pampa es que a veces, de lejos, no se sabe si la gente se fue a dormir la siesta o a cultivar zapallitos de tronco o bien están atendiendo a dos enviados de Zajhjon que quieren efectuar abducciones usando alguna excusa ingeniosa.
—¡Ah! ¿No provenían de ese planetoide infame? —dijo el Hermeneuto Garcés, hijo de Voliandro, el barriletero oficial de Liendres Belgas, estación Fulton Grande.
—¿Me va a decir a mí? —comentó con tono de pregunta Transvestido Wyshwyzewicz, alias “El Tape Bis”, a quien Tremebundo había dejado plantado como a un olmo que espera dar peras.
Erme Garcés miró en lontananza, donde un cielo arrebolado le daba que llovería toda la noche.
—Eso sí —justificó El Tape— fue por una mina.
Sin pausa, el Garcés asintió varias veces y tan profundamente que casi se le traba la bombilla del mate en la mandibolas.
Advirtiendo el hecho, el Tape Bis le frenó la sabiola.
—Tenga mano, Don. No vaiga a ser que se le obture ese coso.
—¡Achalay con el crioyazo! Gracias, Tape. Sabe que si se me tapa el mandibolas tengo la reproducción coartada.
—No se olvide, che, que seré gaucho polaco, pero a especialista en OVNIS no me copa nadie la parada.
Cuando Transvestido estaba por hacerle una breve historia natural del mandibolas al Garcés, oyó el galope inconfundible de Mandriavieja, el matungo de Tremebundo que viene cocinando barro con las herraduras al rojo vivo.
Ahí nomás se bajó el Tremebundo del flete y empezó a hablar del encuentro de tercer tipo.
—¡No hay derecho! —gritó desaforado el Tape Bis— ¡Que me lleven los diablos de Laredo! ¡Toda mi vida luchando por ver un OVNI y usté, primo inorante, de buenas a primeras tiene ese encuentro! ¡Ya está —gritó despechado—. ¿Sabe qué? ¡Me harté de que hablen de OVNIS!
—Está enfurruñado —comentó el primo que venía con la lengua del caballo afuera—. Siente envidia, nomás. Pero yo estoy defraudado porque me dieron poca bola, o nada.
—No se priocupe, Tremebundo se siente defraudado, eso es todo. ¿Y yo? Imagínese. Toda una vida atrás de los OVNIS y usté, gaucho sin más leturas que los clásicos, me viene a matar el punto.
—Yo entuavía no maté a naides, vea mire. Soy pacifista como una madre tero.
—¿No mató el punto? Hizo una carnicería con los signos de puntuación. ¡Qué digo una carnicería, una masacre, un genocidio!
—No es para tanto, che. Un encuentro frustrado de tercer tipo, ni que hubiera sido del cuarto.
—Me parece que lo que cuenta es puro cuento.
—Se lo juro por la salú de Tempo Giardinelli, que es más gringo que usté, si cabe.
—Cabe. Lo que no cabe es que no me haya presentado al tercer tipo.
Hermeneuto, que había permanecido respetuosamente callado, se animó a terciar.
—Se lo digo con todo respeto, don Wyshwyzewicz, ¿no será medio bufarrón, usté?
—Capaz que estaban buscando eso —dijo Tremebundo—, y yo no di con el tipo.
La pampa es amplia (y húmeda) y Tremebundo tiene cancha para correr, pero Transvestido está cada vez más cerca, y por la forma que mueve el cuchillo se ve que no se dispone a cortar una lonja de costillar vacuno.


Acerca de los autores:

No hay comentarios.: