domingo, 24 de junio de 2012

A tientas – Héctor Ranea


—Fesor le dijo a Feta o, pensándolo bien, Feta le dijo a Fesor. No recuerdo.
—¿Cómo no lo recuerda, Feta?
—¿Por qué he de ser Feta, quién lo dice?
—¡Pero usted es Feta, lo conozco!
—Usted me confunde. Yo soy Fesor.
—Aún así, no entiendo cómo no recuerda quién le dijo a quién.
—Claro. Usted no entiende y pretende que yo sí.
—Pero me habla de usted en tercera persona.
—Es que es así. Tercera persona. Aunque recuerdo bien que éramos dos.
—Insisto. Usted me confunde.
—Creo habérselo dicho yo antes. Es usted quien me confunde. Soy Feta y me confunde con Fesor.
—Pero hace unos renglones me dijo ser Feta.
—¿Y usted le cree más a los renglones que a mí? ¡Déjeme, por favor!
—Si lo dejo, Feta o Fesor, lo transformo en nada, me parece.
—¿Me dice usted nada? O sea, ¿ni siquiera me habla, usted?
—Si sigue hablando lo rompo, Fesor.
—¡Eso es lo que Fesor le dijo a Feta! ¡Ahora lo recuerdo!
—¿O le dijo Feta a Fesor?
—¿Ve? ¡Usted es quien me confunde, Feta!
—No; soy Fesor. Le dije que soy Fesor, Feta.

FIN

—¿Ve?, ¡encima me censuran!

Sobre el autor: Héctor Ranea

4 comentarios:

Javier López dijo...

¡Por Vercingetorix, cuánto me gusta este cuento!

Ogui dijo...

En el espejo somos todos Feta de un lado y Fesor del otro. ¿O era al revés? Es más, ¿de qué lado está usted, Javier?

Javier López dijo...

Jajajaja, después de leer este cuento, podría estar del lado que refleja el otro lado del espejo, siguiendo la línea de la bisectriz del primer y tercer cuadrantes que delimitan las paredes del baño y el suelo. O sea: ni idea, pero me encantó el cuento, es absolutamente genial.

Ogui dijo...

¡Lo loco, si muy loco, doblemente cuerdo! Y hablando de cuerdas... sólo con esa supercuerda afinaré el instrumento de cantar en el otro lado, como corresponde.