domingo, 24 de junio de 2012

Otra lectura de Babel – Cristian Mitelman


Cierto pueblo decidió construir una torre para alcanzar a Dios. La fueron moldeando durante décadas. Cada generación era recordada por su mayor o menor participación en el proyecto. Es cierto, se mezclaron las lenguas y muchas veces hubo que reiniciar el trabajo porque los arquitectos fallaban en los cálculos o no lograban entenderse.
Una noche, casi olvidados del motivo original, lograron el propósito. La vejez de Dios, su aspecto endeble y casi triste los llevó a arrojarlo por la ventana del Oeste. (Unas tradiciones dicen que murió en la caída; otras que soñó un nuevo universo; las comarcas orientales aseguran que se convirtió en los cuatro elementos; los pueblos semíticos esperan que tarde o temprano llegue a nuestro mundo. ¿Quién puede saberlo?)
Los constructores de la torre decidieron que había que seguir edificando para encontrar aquello que está por encima de la divinidad y elevaron muros y corredores para dar con el Vacío.
Cada generación crea desde entonces el camino hacia ese pozo sin sombra que está siempre un día más allá.


Acerca del autor: Cristian Mitelman    

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