domingo, 27 de mayo de 2012

Niño Súperman - Daniel Diez Crespo


Era un niño cojo que aprendió a volar con la única punta de su zapatilla verde. Con cordones porque nunca podía tropezar. Mamá acumulaba calzado impar sin utilizar en el armario del balcón. Era un niño que sonreía con sus gigantes dientes de leche escondiendo su pequeño labio inferior. Era silencioso al hablar, sigiloso al caminar, de inquietas muecas si escuchaba en la sombra a su papá. La abuela al acunarle en el hospital decidió que su nombre fuera Julián. Sin un pie aprendió a caminar. Sin su pie jamás quedó detrás. Sin su pie aprendió a ser igual. Y a los seis años, a volar. Sopló las velas hasta vaciar el estómago, y sin pestañear, en la oscuridad supo dibujar su valor y velocidad. Nervioso, ató fuerte la bata bajo la nuez y empujó su respiración acelerada hacia donde los pasos no valían para andar. Mil saltos cortos para levantar su flequillo y despegar. Julián, al fin, sin vértigo fue Superman. Intentarlo fue soñar.

Tomado del blog: El País de la Gominola

Acerca del autor:
Daniel Diez Crespo

1 comentario:

Adicción, semen y bombillas amarillas dijo...

Mil gracias por compartir en tu blog este pequeño micorrelato.
Gracias por permitirme volar.
Un abrazo!!