martes, 3 de abril de 2012

La vocación – David Vivancos Allepuz


Abrió el baúl donde el pequeño guardaba los juguetes y sus tesoros. Hizo a un lado el coche teledirigido, los muñecos articulados, el cohete espacial y el barco pirata. No había, aparentemente, nada extraño ni fuera de lugar. Descolgó la bata escolar y registró sus bolsillos. Tres canicas, una gominola verde y reseca y un puñado de cromos de la liga de fútbol sujeto con una goma elástica. Confundida, se sentó en la camita de su hijo, sin saber muy bien qué había esperado encontrar. ¿Un mazo, un código civil? Sonaba ridículo. La tutora no había querido inquietarla, eso al menos le había dicho, pero se había sentido en la obligación de comentarle lo que su hijo había escrito en clase. En su redacción, Carlitos decía que, de mayor, quería ser letrado (ni siquiera había utilizado la palabra abogado) y que no anhelaba ser astronauta, espía o bombero, como sus compañeros, sino apelar sentencias y pactar con fiscales.
Al levantar la vista descubrió al pequeño observándola en silencio, desde quién sabía cuánto tiempo, apoyado en el marco de la puerta. Sus labios parecían más finos, su piel más pálida, su mirada más fría, inescrutable. Sonreía. La madre sintió un escalofrío.

Sobre el autor:
David Vvivancos Allepuz

No hay comentarios.: