Nuestro estadístico superior descubrió varias correlaciones interesantes, pero la que más nos gustó fue la que descubrió que el nativo del sur vivía en un barrio donde habían aparecido tres casos por encima de la media de cáncer de testículo izquierdo. Lo llevamos a juicio al bastado sureño, que juraba tener la conciencia límpida como el agua. Pero era evidente que su condición hacía que se le declarara cáncer a los vecinos del sureño. El Jurado lo encontró dos cosas: culpable y ateo.
A raíz de esto nuestro estadístico superior comenzó una búsqueda más sistemática y encontró que alrededor de cada casa de ateo había más casos de cáncer que en otras zonas, siempre que se tomara un área suficientemente grande. Así que hicimos un tren especial y mandamos un mensaje al de Roma. Como respuesta nos llegó el texto de la maroma para el campo de reducción del ateísmo: “La estadística os hará libres”. Y así lo hicimos. No hay más ateos, que es lo que queríamos. Y santas pascuas.
Héctor Ranea
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