Pensó ella ante el altar: "Venía leyendo de atrás y no entendía nada"
Él pensó mirando en alto: "La veo de atrás y es un libro abierto"
La iglesia tembló un poco, ciertas gárgolas regurgitaron un miasma color ámbar.
Él siguió pensando: "¿Qué tendrá a sus espaldas que puedo leerla? ¿Será la garota de Ipanema? Debo conseguir hablarle"
Ella continuó ante el altar, impertérrita ante el ulular de los querubines en celo: "Leo de atrás, ¡está todo al revés, di con la clave!"
Él se acercó coceando, los belfos con baba congelada. Ella lo sofrenó de una mirada girando la cabeza sobre sus goznes. Pero entonces leyó lo que estaba escrito en el altar, cayó decubito ventral ante el centauro y éste, al verla, se heló de miedo. Medusa yacía vestida de novia atorada por la lectura errónea de la crucifixión.
—¡Corten! —gritó Mel Gibson. Ya le estamos restituyendo la verdad cristiana a la mitología griega. Recen, aunque sea al revés, pero recen. Derramen sangre, que la verdad os hará dolorosas muestras de guiñapos sangrantes. Y nada más.
La iglesia no duró mucho más. Las gárgolas se la comieron y con ella, por suerte, engulleron la última película del famoso director.
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