martes, 4 de octubre de 2011

Amistad era la de antes - Ricardo Giorno


—¡Guiraldez viejo y peludo, nomás!
El aludido deja de caminar y gira hacia quien lo interpela. Un momento de desconcierto para dar paso a la alegría.
—¡Benítez! Vos sos el chapa Benítez. ¿Qué hacé loco? Mil años sin verte.
Benítez: Viste vos cómo corre el tiempo. Che, ¿y tu vieja cómo anda? Mirá que cocinaba como los dioses.
Guiraldez: Murió hace cinco años.
Benítez: La pucha, disculpáme, pero siempre me acuerdo de ella.
Guiraldez: Che, ¿y Martita? Que bombón tu hermana.
Benítez: Ya es abuela, engordó como cien kilos, ahora es un bofe.
Guiraldez: que lo parió, cómo pasa el tiempo. Mi viejita vivió hasta los noventa, estaba guapa pero se cayó, se rompió la cadera y chau, no se levantó más.
Benítez: no sé por qué nunca te dio bola, y eso que vos le revoloteabas todo el tiempo. Me decía que te quería como un amigo. Más piantada mi hermana.
Guiraldez: y sí, mi vieja te invitaba seguido por que vos te morfabas todo y no le hacías cumplido a nada. Era una mina como las de antes.
Benítez: me acuerdo que un día se apareció con un fulano y dijo que era el novio. El tipo le llevaba como veinte años. Se casó a los piques y a los tres meses parió a Gracielita. ¿Vos llegaste a conocer a mi sobrina?
Guiraldez: No. Justo nos llegó la época de las vacas flacas y nos tuvimos que rajar para la provincia. ¿Seguís con el mismo laburo?
Benítez: Lo largué cuando me puse de novio con Silvia.
Guiraldez: ¿Con ese bagre?
Benítez: Sí, pero el padre era dueño de toda una manzana en el centro.
Guiraldez: Ya lo sé, pero igual le esquivé el bulto. A mí me gustaba Martita.
Benítez: Al principio fue duro. El viejo era un gallego hincha pelotas que quería que se hagan las cosas a su manera.
Guiraldez: ¿Ah, si? A mí me daba bola tu hermana, lo que pasa es que le gustaba la joda.
Benítez: Cuando nació Rodrigo, el gaita se ablandó y se dedicó más al nieto, así pude tener un poco de tranquilidad.
Guiraldez: Una vez fuimos a ver un recital de Los Inn, ¿te acordás que nos gustaban? Me la apoyé toda la noche y ella no le hizo asco a nada, ¿eh?
Benítez: Luego vino Candelaria. Le tuvimos que poner así en recuerdo a la abuela del gallego, ta que los parió
Guiraldez: Pero vos sos el hermano, che, hay cosas que mejor ni te cuento. A propósito, ¿seguís en el rioba?
Benítez: Sí, cuando me casé con Silvia me mudé a un chalé a dos cuadras, pero todo sigue igual.
Guiraldez: ¿Y el Chino Gotti?
Benítez: Murió en un enfrentamiento, hace mucho ya. Era jodido el Chino. A él también le gustaba Martita. Con Candelaria, el gaita comió de mi mano y ya pude hacer a mi antojo.
Guiraldez: Me acuerdo que una vez vino a morfar a lo de la vieja y le eché un frasco de laxante en el vino, de bronca que le tenía, nomás.
Benítez: Nos mudamos al chalé y la dejé a Silvia y a mi suegro al cuidado de los pibes mientras yo me rajaba.
Guiraldez: Estuvo como una semana sin aparecer por el barrio. Yo vivía en tu casa, Martita me atendía un fenómeno.
Benítez: Todas las noches cabarute y joda, que vidurria, mamita querida. Pero descuidé tanto a Silvia que un día me pidió el divorcio.
Guiraldez: Che, ¿dónde vive tu hermana? Dame el teléfono.
Benítez: No, viejo, hace como diez años que enviudó y se fue a vivir al sur con uno de los últimos hippies que quedaban. Me cagó con Silvia, ella le hacía compañía mientras yo salía de joda. Tuve que largar todo y hacer buena letra, ¿te imaginás yendo a laburar de nuevo? Pero bueno, después pude arreglar el estofado. ¡Cómo cocina tu vieja!
Guiraldez: Che, tenemos que juntarnos.
Benítez: Eso, nos llamamos y combinamos para alguna noche.
Guiraldez: Dale, me voy para tu casa y de paso la saludo a Martita.
Benítez: Pero si te dije como mil veces que Martita se fue al sur. Mirá, mejor dame tu dirección y me caigo a morfar esos canelones que hace tu vieja.
Guiraldez: ¿Sos boludo, vos? ¿Cuántas veces te tengo que decir que hace cinco años que murió mi vieja?
Benítez: Mejor lo dejamos para otra oportunidad.
Guiraldez: Tenés razón, venga un abrazo, hemano.
Los amigos se abrazan efusivamente y se despiden.
—Guiraldez viejo y peludo, un saludo a la vieja.
—Chapa querido, qué alegría haberte encontrado. Un beso a Martita, che.

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