miércoles, 31 de agosto de 2011

Metafísica de la muerte de una araña - Marcelo Parra


El celular suena a las cuatro de la mañana. Me informan que se ha disparado la alarma en mi negocio. Preocupado, imagino persianas reventadas, patrulleros y, para exagerar, escena del crimen. Llego en quince minutos. Nada. Todo silencio en un barrio que no es para andar distraído en la madrugada. Ya dentro, cada cosa en su lugar. Estoy llamando a la empresa de seguridad para informar, cuando la veo.
Una pequeña araña ha construido su tela frente al detector infrarrojo de movimientos, provocando así el evento. Sin pensarlo, tomo el Raid y rocío la zona. A continuación, con una escoba limpio todo vestigio de araña y tela. Me voy a casa puteando.
Ya en mi cama, me desvela la suerte de la araña. Ha muerto por obstruir el ojo electrónico de un señor que no desea que le roben. ¿Que conciencia puede tener del motivo mediato de su fin?. A ver, vamos, el bicho teje su tela donde cree que atrapará alguna mosca, y así sobrevivir. Con su karma provoca una sucesión de sucesos que terminan con su trágica muerte. ¿Sabe por qué murió? Y vos ¿qué pensás de tu muerte?, ¿por qué morimos? Quizás corramos la misma suerte. Tal vez provoquemos la cadena de fenómenos que nos llevará al fin en el momento exacto en que nos sentamos en el inodoro, hacemos el amor, o tomamos una copa de vino.
El Raid puede tomar entonces la forma de cáncer, guerra, o simplemente una maceta mal colocada por la señora del décimo piso. Las causas inmediatas pueden ser infinitas. El motivo último (siempre en fuga) acaso sea que estemos interfiriendo con el ojo, o vaya a saber qué cuernos, de algún ignoto ser, (tan ignoto como lo somos para la araña), de los motivos del cual no pienso hacerme cargo.

Inspirado en un cuento de Giselle Aronson:
http://quimicamenteimpuro.blogspot.com/2011/07/desalojo-giselle-aronson.html