-La cantaba Matt Monroe.
-Mmm… no recuerdo…
-La película… con Sean Connery…
-¿Ése no era James Bond?
-Sí, pero yo quiero que recuerdes.
-¿Para qué?
-No sé, porque me gustan las metáforas.
-¿Metáforas? ¿Qué es una me…
-Cállate. No digas una sola palabra más.
-Pero…
-Es el colmo que no sepas qué es una metáfora.
-Pero sí sé qué es una metonimia.
-¿Ah, sí? Dame un ejemplo, por favor.
-Bueno, en estos momentos no podría…
-From Russia with love. Y esto es una ironía, ¿capisce?
-Perdóname...Vamos, bébete esa copa.
-No. Seré la gata bajo la lluvia, aunque sea una cursilería.
-No lo volveré a hacer. Te lo prometo.
-Nunca tendremos París.
-¿Qué?
-Nada. Otra película.
-Ah…
-Casa…
-¿Verde?
-…
-Pero, no te enojes.
-A Dios pongo por testigo que no podrán derribarme. Sobreviviré, y cuando todo haya pasado, nunca volveré a pasar hambre, ni yo ni ninguno de los míos. Aunque tenga que mentir, robar, mendigar o matar, ¡a Dios pongo por testigo que jamás volveré a pasar hambre!
-¡Mi amor! ¡Tienes hambre! ¿Qué te apetece? ¿Chino, árabe, thai, japonés? Escoja, mi reina, escoja.
El bar está lleno de gente. La mujer arroja dos billetes. Se va. Afuera, el aire helado de la calle la alivia. Hay luna llena. Pasa un hombre. Ella lo detiene: -Sabes silbar, ¿verdad, Steve? Sólo tienes que juntar los labios y... soplar-. Él sonríe y sigue de largo.
Lilian Elphick
-Mmm… no recuerdo…
-La película… con Sean Connery…
-¿Ése no era James Bond?
-Sí, pero yo quiero que recuerdes.
-¿Para qué?
-No sé, porque me gustan las metáforas.
-¿Metáforas? ¿Qué es una me…
-Cállate. No digas una sola palabra más.
-Pero…
-Es el colmo que no sepas qué es una metáfora.
-Pero sí sé qué es una metonimia.
-¿Ah, sí? Dame un ejemplo, por favor.
-Bueno, en estos momentos no podría…
-From Russia with love. Y esto es una ironía, ¿capisce?
-Perdóname...Vamos, bébete esa copa.
-No. Seré la gata bajo la lluvia, aunque sea una cursilería.
-No lo volveré a hacer. Te lo prometo.
-Nunca tendremos París.
-¿Qué?
-Nada. Otra película.
-Ah…
-Casa…
-¿Verde?
-…
-Pero, no te enojes.
-A Dios pongo por testigo que no podrán derribarme. Sobreviviré, y cuando todo haya pasado, nunca volveré a pasar hambre, ni yo ni ninguno de los míos. Aunque tenga que mentir, robar, mendigar o matar, ¡a Dios pongo por testigo que jamás volveré a pasar hambre!
-¡Mi amor! ¡Tienes hambre! ¿Qué te apetece? ¿Chino, árabe, thai, japonés? Escoja, mi reina, escoja.
El bar está lleno de gente. La mujer arroja dos billetes. Se va. Afuera, el aire helado de la calle la alivia. Hay luna llena. Pasa un hombre. Ella lo detiene: -Sabes silbar, ¿verdad, Steve? Sólo tienes que juntar los labios y... soplar-. Él sonríe y sigue de largo.
Lilian Elphick
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