jueves, 5 de mayo de 2011

Un paseo por París - Javier López


—París. ¡Oh, París! Lo cambiaría todo por recorrer Les Champs Elisées y contemplar el Seine, perderme paseando por el Bois de Bologne, Les Tuileries, Montmartre, Montparnasse, admirar la fachada de Notre Dame, visitar...
—¿La Tour Eiffel, señor? —interrumpió uno de sus subordinados, pretendiendo resultar interesante.
—¡No, imbécil! ¡Eso es solo un montón de chatarra! Visitar Le Musée D'Orsay y, sobre todo, el gran Louvre —al pronunciar este nombre, su cuerpo quedó conmovido por el éxtasis, alejado de todos aquellos que le rodeaban, realmente transportado al lugar en el que estaba su mente—, la mejor colección de arte del mundo, el sueño de todo artista y amante del arte, el verdadero templo de la belleza. Y, por supuesto, entrar bajo L'Arc du Triunfe. —El énfasis que puso en esta última palabra explotó en los oídos de sus interlocutores, mientras el rostro se le iba llenando de una mezcla de ira y egocentrismo que hacía que los ojos estuvieran a punto de salirse de sus órbitas. Su pequeño bigote se movió de lado a lado—: ¡Invadan París! —gritó, por último.
—A sus órdenes, mi Führer —acató inmediatamente el lugarteniente Göring.

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