miércoles, 11 de mayo de 2011

Ignacia y el alma voladora - Adriana Alarco de Zadra


Cuando el marido de Ignacia falleció en el campo, trabajando de sol a sol, ella jura que vio su alma salir volando y zumbando por el aire hacia las tierras de arriba, en las alturas de los Andes.
Esperaba el regreso del difunto a su hogar, después de cinco días, y que le dijera, como todas las almas que se respetan:
-Ya he vuelto. No voy a morir todavía para siempre.
La familia era muy pobre y debía trabajar mucho en los andenes para sustentar a la numerosa prole. Así es que esperaba el regreso del alma de Santiago, su marido, con gran alegría, la misma que vio salir volando hacia lo alto, zumbando y silbando como suelen hacer las almas.
Ignacia, sus hermanos y sus hijos siguieron trabajando las chacras y lo esperaban el día que debía llegar, cinco días después de su fallecimiento, para ayudar en los quehaceres del campo.
Sin embargo, Santiago no se hizo ver ese día y sólo apareció al sexto día. Ignacia estaba muy enojada y lo reprendió:
-¿Por qué eres tan perezoso? ¿Por qué no has regresado como todos los demás que llegan sin falta al quinto día? ¿Por qué nos has hecho esperar ayer en vano?
Así diciendo le arrojaba las corontas del maíz a la cabeza y perseguía el alma de su difunto esposo por los andenes, mientras ésta corría para escapar de la furia de su mujer.
-No he podido llegar antes porque no me has dejado alimento para mi viaje, ni bebida para la sed, respondió el alma, tapándose la cara, asustado y avergonzado.
Sin embargo, Ignacia seguía molesta y gritando. Después de muchas horas, como no se calmaba la mujer, el alma decidió morirse de veras: produjo un ruido sibilante, se disolvió en el aire y desapareció en lo alto, en camino a las tierras de arriba.
Es por esta razón que, hasta hoy día, Ignacia lleva comida y bebida a la sepultura durante cinco días, todos años, en el aniversario de la muerte de su ser querido, con la esperanza de que no se haya ido todavía a las tierras de arriba y pueda regresar otra vez entre los vivos.

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