Abrió y cerró la puerta tras de sí. El cuerpo encogido, casi acurrucado, en un rincón sombrío del comedor y la mirada de espanto de su mujer le revelaron que el terror la había vuelto a poseer, como sucedía tan a menudo desde hacía años. Los episodios de pánico habían empezado en seguida, casi inmediatamente después de casarse, y eran cada vez más frecuentes. Él seguía queriéndola, pero debía reconocer que aquella enfermedad había alterado sustancialmente su relación. Ella se había convertido en un ser asustadizo e inútil, no hacía nada del derecho y él tenía que soportar aquella carga que ya empezaba a pesarle demasiado. Sintió un golpe seco y contundente en la nuca y se desplomó como un saco. En la ambulancia, camino del hospital, retumbaba en su cabeza la voz cargada de odio de su hija: “¡Nunca más volverás a ponerle una mano encima! ¡Nunca más volverás a maltratarla! ¡Nunca!”
Acerca de la autora:
Anna Rossell
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1 comentario:
Hola Anna, me dejaste atónita. Sufro ataques de pánico y sé lo que es. Un saludo grande.
Neli :)
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