La agencia de viajes había cumplido las condiciones del contrato, y el Vuelo de los Enamorados recorrió puntualmente los planetas del Sistema Solar, en el orden de los días de la semana. El domingo la mayoría estábamos de regreso. Sin embargo, de algunos nunca más se volvió a saber.
La nave partió el lunes hacia la Luna, donde hicimos noche. El martes ya estábamos en Marte, lugar realmente divertido desde que se establecieron colonias humanas y se llenó de restaurantes y discotecas.
El miércoles llegamos a Mercurio, quizá el planeta más desagradable de todo el tour. Caluroso donde los haya olía, además, a huevos podridos. Ese día nadie quiso bajarse de la nave.
El jueves arribamos a Júpiter, lugar donde comprendimos en qué acabaría convirtiéndose la Tierra si seguimos produciendo gases de efecto invernadero.
El viernes tocaba el turno de Venus. Un lugar, para nuestra sorpresa, repleto de hermosísimas mujeres.
Ya el sábado llegamos a Saturno. Allí muchos compraron los anillos de compromiso, con vistas a los enlaces que se realizarían el domingo, tras la vuelta a nuestro planeta.
Eso sí. Algunos decidieron quedarse, a la espera de un transporte que los regresara a Venus, donde afirmaban haber encontrado el verdadero amor de sus vidas.
Javier López
4 comentarios:
Un viaje alucinante, Javi. ¿Qué zumo de amor estarás tomando que te sale algo tan bello por los poros? Déjame adivinar el nombre del planeta al que arribaste luego de tu escala en Venus...
Gracias, Sergio. En Venus encontré a una mujer de Orión, cuyo nombre era un derivado de dicha constelación. Con ella viajé a otras galaxias y estrellas, en ello ando. El viaje promete...
Algo de eso sospechaba yo sobre los turistas faltantes. Algunos habrán vuelto a Venus, pero otros (el autor) fue para Orión u Orión mandó algo para el bello Sur de la península... ¡Bien, Javier! Un vuelo, realmente...
Cuantos han encontrado el amor en Venus...
Javi, las chicas de Orión son riquísimas y muy poetas...
Grandioso texto...
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