¿Cuál es el mensaje que querés darle a tu hija? No me mires asi. La nena no nació y ya querés cagarle la vida, Rosario. Así como lo escuchás. No se puede hablar con vos. No se puede. Ene ó ese pé ú é de é. Nosepuede, Rosario. Al final, tanto “Rosario siempre estuvo cerca, Rosario siempre estuvo cerca”. De los demás capaz que sí pero de mí, lo que se dice de mí, nunca estuviste cerca, Rosario. Y ahora, como si faltara algo, te la agarrás con la pobre criatura.
Por esas casualidades de la vida, ¿vos pensás que yo te voy a permitir ponerle “Consuelo” de nombre a la nena? ¿Sabés lo que yo pienso si veo a una nena que se llama Consuelo? Pienso “Y bueno… peor es que hubiera salido sin manitos”.
Pensalo Rosario… ¿qué culpa tiene ella? Recién está llegando al mundo y ya le ponés una carga que no se merece. La marcás para todo el campeonato. Si elegís, elegí bien. También es mi hija, che. No podés tomar una decisión de buenas a primeras, entre gallos y medianoches, por izquierda, como quien no quiere la cosa, por debajo de la mesa, Rosario. No se si me explico. O sea, Rosario, no lo estoy negociando. No voy a ponerle a mi hija “Milagros”. No lo voy a hacer. “A tu padre no se le paraba así que si estás acá ya sabés por qué es, Milagros”. Y, ya que estamos, “Caridad” tampoco le voy poner a mi hija. “Mirá, hijita, tu padre es un desastre… no me gustaba, casi no lo conocía pero bueno… una noche de borrachera y me acosté con él y vos me recordás ese momento, Caridad”
Lo mismo con “Socorro”. ¿A qué persona se le puede ocurrir ponerle Socorro a una hija? “Aca le presento a su hija recién nacida” “Socorro !!! es un bagre !!!”.
Yo te quiero, Rosario, y lo sabés. Sos la mujer que elegí para recorrer este largo camino llamado “matrimonio”. Pero todo tiene un límite. Preguntale si no a tu hermana Elvira que nunca quiso atenerse a los límites y cruzó la frontera sin documentos y ahora está presa en Chile
Yo no sé con quién te juntás, si son tus amigas las que te meten esas ideas en la cabeza pero mi recomendación es no llamarla “Dolores” como también se te ocurrió. Le estas sellando a fuego lo que significó para vos el momento de su llegada al mundo. “Cada vez que te veo siento lo mismo que sentí cuando te vi por primera vez, Dolores”.
Mirá que hay nombres, ¿eh? Le podés elegir algun color, alguna fruta. De última alguna flor, hasta un animal y/o un jugador de fúbol, pero nunca le pongas “Soledad”. Nunca. Imaginátela de grande… “No te sientas sola, Soledad. Ya vas a encontrar al amor de tu vida y no vas a sentir tanta soledad, Soledad”
Ahí viene el doctor. Vos tranquilzate mujer… andá a la sala de parto que yo me quedo acá esperándote. No sé de donde sacaste estas ideas… vos andá que todo va a salir bien… andá tranquila, yo me quedo acá… rezando, Rosario.
[texto bajo licencia Safe Creative / todos los derechos reservados]
No hay comentarios.:
Publicar un comentario