—Esta máquina hace que cualquier cosa del pasado o del futuro se materialice o realice en este preciso momento. Si usted escribe en la bitácora electrónica: un auto del año 1920 o el caballo de Napoleón o los libros de Alejandría o el péndulo perfecto que se inventará en el futuro para producir energía sin la necesidad de otra, etc., etc., etc. aparecerá.
—¡No diga! —puso cara de incredulidad y bochorno.
—Si, tampoco es para que me tome el pelo. Si no me cree es problema suyo. A ver, a ver… por ejemplo, el primer objeto que haya existido en el universo, y que no sea mayor a esta habitación, porque de lo contrario derribará las paredes y se nos vendrá el techo encima ¿qué hacemos? ¿para dónde rajamos?, y eso sería una pena… por mí no por usted.
—Dale escribí eso que dijiste a ver que corno aparece.
Luego de varios segundos.
—¡¿El Corán?!
—¿Se lo dije o no se lo dije? Ahí lo tiene. El libro escrito por Alá antes de la creación. Al final era cierto.
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