—¿En serio me vas a llevar? ¿En serio?
—Si, hermano, te voy a llevar.
—¡Qué bueno! ¿Y falta mucho para que vayamos?
—Si, faltan más de diez días
—¿Y queda lejos? ¿queda lejos, che?
—No, no queda muy lejos
—¿Y vamos a viajar en tren o en colectivo? Porque a mi el colectivo me da mareos
—En tren, en tren. Ahora dormite, que mañana tengo que levantarme temprano
—¿Y conseguiremos pasaje en el tren? Mirá si no hay lugar…
—Si, vamos a conseguir pasaje. Dormite
—¿Y mamá nos dejará ir?
—Si. Dormite, por favor.
—¿Y papá no querrá venir con nosotros?
—No se. Mañana le preguntamos. ¡Dormite de una vez!
—¿Y ya tenés las entradas?. Mirá si no hay más entradas.
—Por favor…
—Con lo que me gusta Metallica. ¿Mamá y papá me dejarán tatuar la lengua acá en el brazo?
—¡Esos son los Rollings! ¡Y dormite de una vez, carajo!
—¿Y va a haber que hacer mucha cola para entrar? Porque a mi me hace mal el sol
—¡Callate!
—¿Se puede llevar comida? Porque a mi la comida de adentro no me gusta. Aunque nunca la probé, pero los chicos me dijeron que era fea
—¡Callate o juro que te mato!
—Y hay que cuidarse si te convidan algo de tomar con una botella abierta, porque no se sabe qué pueden ponerle adentro
—¡¡Basta!!!
—Y hay que ver si nos dejan entrar con la cámara de fotos ¿no? Porque a mi me gustaría sacarme una foto con…¿cómo se llama el guitarrista?
—¡¡Basta, basta, basta!! ¡¡Dejame dormir!
—Y tendríamos que sacar entradas en el campo, porque se debe poner bueno el pogo…
El palo de golf silbó en el aire; y destrozó, con un golpe seco, la cabeza de Abel.
Caín, al fin pudo dormir en paz.
2 comentarios:
Sí... si fue así, uno se pone del lado del palo de golf que menos duele... la enseñanza sería que nunca hay que decírselo antes de ir a dormir, no? Como siempre, bíblicamente jugosos sus cuentos...
cantera inagotable ese librito, don Ogui
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