Con Nick La Bestia jugamos al Truman Show.
Caminando por Santa Fe hacemos como que vivimos un reality y que la ciudad esta llena de cámaras.
Ponemos los ojos en modo paranoia, y los autos empiezan a estar coordinados y la gente que camina y nos cruza esconde algo.
Si miramos nuestras vidas para atrás vemos los plot points, los personajes secundarios que entraron y salieron de la historia, las subtramas.
Y caminamos, tan distintos, tan seguros de que hacemos un dúo con rating, tan divertidos de jugar juegos idiotas.
Jugamos dos minutos, pero a veces trato de convencer a Nick de que es verdad.
—Es cierto, boludo
—se impresiona Nick.
Ninguno de los dos se acuerda cuando nos hicimos amigos.
Hace más de diez años éramos proveedor y cliente, solo al teléfono.
Un día del 2001 lo contrate para que siguiera en los medios como se caía un gobierno que me tenía adentro.
Lo siguiente que nos acordamos es que fuimos al teatro a ver algo ridículo y que en la fila para entrar propuse intercambio de parejas.
Después fuimos amigos.
Pero no hay forma que sepamos cómo empezamos a ir por ahí riéndonos barato.
—Es la parte Lost de la historia
—dice Nick
— y paramos en el kiosco de Paraná a comprar chocolate y coca de dieta.
Tomado de http://vidadocampo.com/
Sobre el autor: Lisandro Varela
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