“La línea consta de un número infinito de puntos", según Borges; "el plano, de un número infinito de líneas; el volumen, de un número infinito de planos” y el Internet, de un número infinito de páginas. Cuando el Dr. Pedraza me envió el link, imaginé que era una más de sus bromas (a menudo me enviaba correos en los que prometían acceso a páginas picantonas o conspiraciones descubiertas que, al final, mostraban el rostro de la niña del exorcista seguida del audio de un grito espeluznante). Sin embargo, en apenas dos líneas me advertía algo verdaderamente diferente, así que seguí el viaje.
Se trataba de un sitio de ficciones de autores que no reconocí. Probé leer alguna y resultó estupenda. Pero al regresar al índice no sólo encontré que éste cambió, sino que el cuento que había leído ya no estaba. Lo imaginé como parte del atractivo del portal, de manera que abrí una nueva historia, y luego otra, y otra...
Cada cuento era mejor que el anterior, e imposible de releer tras cerrarlo. Pensé que en algún momento se acabarían las historias. Refresqué cientos de veces la página, copié los títulos; ninguno se repitió. Convencido de que, como aquel libro de Arena, los cuentos en este portal no tenían fin; seguí leyendo cuanto texto pude, hasta que el cansancio me venció sobre mi teclado.
Al despertar, refresqué una vez más la página, y obtuve el fatídico mensaje “Página no encontrada”. No era mi equipo, ni la conexión a Internet, la página había dejado de responder. Y llevo 2555 días reintentándolo inútilmente.
Tomado de http://ficcionminima.blogspot.com/
Sobre el autor: Jorge Oropeza
Se trataba de un sitio de ficciones de autores que no reconocí. Probé leer alguna y resultó estupenda. Pero al regresar al índice no sólo encontré que éste cambió, sino que el cuento que había leído ya no estaba. Lo imaginé como parte del atractivo del portal, de manera que abrí una nueva historia, y luego otra, y otra...
Cada cuento era mejor que el anterior, e imposible de releer tras cerrarlo. Pensé que en algún momento se acabarían las historias. Refresqué cientos de veces la página, copié los títulos; ninguno se repitió. Convencido de que, como aquel libro de Arena, los cuentos en este portal no tenían fin; seguí leyendo cuanto texto pude, hasta que el cansancio me venció sobre mi teclado.
Al despertar, refresqué una vez más la página, y obtuve el fatídico mensaje “Página no encontrada”. No era mi equipo, ni la conexión a Internet, la página había dejado de responder. Y llevo 2555 días reintentándolo inútilmente.
Tomado de http://ficcionminima.blogspot.com/
Sobre el autor: Jorge Oropeza
6 comentarios:
Aguda visión del monstruo, aunque no sea más que la versión del mismo que habita este humilde plano de realidad. ¿No seremos todos páginas web de una Internet superior, páginas que se eliminan al ser leídas? Todo el universo conocido, al fin, ¿no será un link que un día dejará de responder al click?
Y lo más enigmático del asunto: ¿quién o qué es lo que nos clickea encima?
La intrínseca volatilidad de las páginas y sus contenidos me genera angustia existencial. Hay un nuevo padecimiento psiquiátrico fruto de la desaparición de perfiles en distintos portales, por ejemplo.
Cada día me convenzo más de que debo patrullar los comentarios de los cuentos: muchos de ellos son ráfagas que no necesitan más que un título, como esta de Nanim, por ejemplo. ¿Tendrá algo que ver con el viento que está soplando en Neuquén en este mismo momento?
Es más... quién es o era el Dr. Pedraza? Muy buen laberinto Jorge!
Cómo se podrían patrullar en forma sencilla?
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