Cuando Hóng Miànzhào era un joven monje en la provincia de Tónghuà fue llamado por el maestro Mǔqīn. Este le dijo: A orillas del río Héchuáng, en las afueras del bosque Sēnlín, vive un sabio muy anciano llamado Wàipó. Está muy enfermo y no puede alimentarse por sus propios medios, por lo que necesita que le lleven comida. Te encomiendo esa misión, joven Miànzhào. Partirás esta misma tarde. Hóng Miànzhào respondió: los deseos de Su Merced son órdenes para su humilde sirviente.
Entonces Mǔqīn instruyó a los criados para que preparan una canasta con alimentos, para que Hóng Miànzhào se los llevase al sabio Wàipó. Antes de partir, Mǔqīn le advirtió a Hóng Miànzhào: No te apartes del camino imperial. Atravesar el bosque Sēnlín puede ser muy tentador, ya que tu jornada se acortará a la mitad, pero también es muy peligroso, ya que allí habita el demonio Jiānguǐhǔláng. Si te apartas de la virtud y la rectitud el mal se hará presente. Ya lo dijo el poeta Zuìhàn: Temibles son los senderos de Sēnlín.
Partió Hóng Miànzhào rumbo a la choza de Wàipó. Por varias horas se mantuvo en el camino imperial, firme en su promesa al maestro Mǔqīn. Pero la fatiga y el calor lo llevaron a exclamar: ¡Grande es el cansancio de quien emprende la marcha de los diez mil li! ¡Más me valiera no haber respondido al llamado de mi maestro Mǔqīn! Mas hubo una vez un anciano que me instruyó, diciéndome: Aquel que no está dispuesto a correr riesgos tiene pocas posibilidades de alcanzar el éxito.
Hóng Miànzhào se internó, entonces, en Sēnlín. A las pocas horas se encontró con el demonio Jiānguǐhǔláng pero Hóng Miànzhào no lo reconoció como tal, ya que se veía como un peregrino. Jiānguǐhǔláng le preguntó: ¿Hacia dónde te diriges, joven monje? Hóng Miànzhào le respondió: Voy a la choza del sabio Wàipó a orillas del Héchuáng, en las afueras de Sēnlín. Wàipó está enfermo y necesita que le lleven alimentos. Jiānguǐhǔláng se alegró de oír esto, ya que hacía siglos que quería devorar a Wàipó y la magia del sabio se lo impedía. Con engaños le dijo al joven monje que siguiera por un sendero largo mientras él se dirigió por uno corto hacia la casa de Wàipó.
El asceta, debilitado, dejó entrar con confianza al demonio y fue devorado por este. Jiānguǐhǔláng se disfrazó como Wàipó y se metió en su lecho, esperando la llegada de Hóng Miànzhào.
Cuando el joven monje llegó no notó el engaño, pero más tarde comenzó a sospechar. Hóng Miànzhào le dijo al falso Wàipó: Las orejas de Su Merced tienen un tamaño desmesurado. Jiānguǐhǔláng le respondió: Con mis orejas puedo oír la caída de un alfiler en el palacio Mǐngdǐngdàzuì y el salto de una pulga en Tiàozǎo. Si puedo realizar con ellas estos prodigios, bien podré escuchar lo que tengas que decirme. Hóng Miànzhào replicó: También los ojos de Su Merced tienen un tamaño desmesurado. Jiānguǐhǔláng le respondió: Con mis ojos puedo ver a los gusanos de seda tejer sus capullos en Jiāngcán y a la princesa Měishàonǚzhànshì en la Luna. Si puedo realizar con ellos estos prodigios, bien podré ver lo que tengas que mostrarme. Hóng Miànzhào insistió: Y los dientes de Su Merced también tienen un tamaño desmesurado. Jiānguǐhǔláng le respondió: Con ellos puedo devorar de un bocado a un búfalo de agua y al enorme dàxiàng. Si puedo realizar con ellos estos prodigios, bien podré comer a un insignificante bocado como tú.
Dicho esto, Jiānguǐhǔláng abrió sus fauces y se tragó entero a Hóng Miànzhào.
Quiso el Cielo que en ese momento la diosa Qiáofū se encontrase paseando por Sēnlín y que escuchara los gritos de terror de Hóng Miànzhào. Presta acudió con su hacha de plata y abrió de un tajo la barriga del demonio Jiānguǐhǔláng. El joven monje y el anciano asceta salieron con vida del interior del monstruo y agradecieron a la diosa. En su honor levantaron un templo a orillas del Héchuáng.
Cuando se enteró de esta historia, el poeta Zhāngláng escribió: Tocar mi laúd entre los cerezos me regocija, pero más placer me causa lo sucedido con Hóng Miànzhào.
4 comentarios:
pregunta ¿hay alguna limitacion en las similitudes conceptuales como para considerarlas un aprovechamiento de una idea ultrarillada?
no es que quiera ofender , soy nueva en el blog, pero lei caperucita de chica, y bueno verla con otros personajes no me impresiono demaciado , mas bien me avergonzo
Creo, Victoria, que la lectura que has hecho de este cuento ha sido "demasiado" superficial. No es una transliteración de lo que leíste en tu infancia. No quiero ofenderte tampoco, pero mirá bien la profundidad de los personajes y comparalos con el cuento que leíste entonces. En todo caso, el sentido que tiene es completamente diferente. No soy el autor, te aclaro, sino quien habilitó el comentario tuyo para la polémica.
Ah, Victoria, ¿nunca oíste hablar de la intertextualidad?
Lo que quise hacer acá (que haya salido es otra cosa) es más bien parodiar el estilo de escritura oriental transformando una historia conocida por todos (porque partí del supuesto de que todo el mundo conoce a Caperucita) en un cuento chino. Si querés, es también una ironía sobre los que compran la igualdad "oriental=profundo" (aunque Isidoro Blaisten lo hizo mucho mejor en "Voces en la noche") y/o un ejemplo de cómo sátrapas como Pablo Coelho se apropian de historias populares y las tergiversan/adaptan a sus propósitos.
Aparte, seguro que vos conocés la versión de Perrault (o la versión pasteurizada de la versión de Perrault) de Caperucita pero la historia es previa y anónima. Hay unos cuantos estudiosos que hicieron una arqueología de ese cuento en particular, ojalá tuviera presentes los ensayos para contarte más. Lo único que recuerdo es que hay una versión, tal vez la "primera", en la que el lobo no sólo mata a la abuela sino que se la da de comer a Caperucita. Y no hay leñador que venga a salvar a nadie, si no me equivoco termina con la nena se comiendo la carne y bebiendo la sangre de su abuela y (no recuerdo) luego se la come el lobo.
Los cuentos folklóricos son así, qué se le va a hacer.
En fin, como sea, evidentemente el cuento de Caperucita me gusta porque también hice otra versión, mucho más "amable": http://www.educared.org.ar/enfoco/imaginaria/biblioteca/?p=279
Aparte, si un músico puede hacer un cover de una canción ajena, ¿por qué un escritor no puede hacerlo con un cuento ajeno?
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