sábado, 11 de octubre de 2008

Promesa incumplida - Sergio Gaut vel Hartman


El tipo no bromeaba. Los hámsters mutantes se lanzaron sobre Arnold Waiss haciendo gala de una ferocidad daliniana. En pocos segundos lo despedazaron, y no es una metáfora: lo convirtieron en veintinueve pedazos de sanguinolentos etcéteras. Dieciocho pedazos fueron a parar al sistema digestivo de las alimañas, cinco se colaron por los intersticios y fueron a parar a otra dimensión. Y para seguir los derroteros de los siete trozos restantes tendría que ramificar la serie; no es mi propósito siquiera intentarlo, por lo que me limitaré a contarles qué ocurrió con el pedazo P2, el que logró escapar de las fauces asesinas de los hámsters mutantes metiéndose en la máquina del tiempo del señor Simon Nuth, providencialmente llegado del año 2019.
—Bienvenido a bordo —dijo el señor Nuth, que es la clase de persona liberal que puede frecuentar tanto al rey de España como a un presidente vitalicio sudamericano—. Suelo matizar estos episodios bizarros con un buen cigarro, un vaso de licor y una pieza musical adecuada a la oportunidad.
—Pues yo soy abstemio y sordo —dijo P2 de mal modo—. ¿Puede clonar al original a partir de mí?
—Hm. Lo intentaré, vaya si lo intentaré. Pase por aquí.

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