lunes, 22 de septiembre de 2008

Optimismo consuetudinario - Jorge Martín


Es como un moño de colores en un traje oscuro. Si cae una bomba atómica es capaz de apreciar los matices que la explosión ha despertado, aunque reconoce que alguien podría haber hecho algo mejor con toda esa energía. No piensa mal de nadie y cuando alguna vez expresa una dificultad deja en claro que tiene el peor día de su vida, por lo que espera volver rápidamente a su cauce. La crisis es oportunidad de crecimiento, el problema un desafío. Nunca una buena y grosera angustia que da gusto expresar con los términos propios para esas situaciones ¿Cómo quejarse en paz ante un sujeto tan ausente de malicia? A cada pero tiene la  respuesta para hacernos sentir más miserables por nuestras preocupaciones insignificantes. ¿Qué pensará de mí? ¿Que soy un atormentado en la oscuridad de la noche con una vela a punto de apagarse? ¡No! Ya vas a cambiar, me dice, como el vidente de un camino cubierto de trigo y flores que pinta mi futuro con tiernos reflejos. Aunque les cueste creerme le temo más a estos catálogos edulcorados que a los apocalipsis más terribles. Aterrizar de emergencia en el mundo barbie es la pesadilla que me acecha. Si me ven alguna vez en ese estado, al cruzar la calle pueden pasarme por arriba con un camión y su acoplado y de vuelta para asegurarse. No se preocupen, si ese es mi destino, no voy a pensar nada malo de ustedes. Desde ya se los agradezco.

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