sábado, 13 de septiembre de 2008

Indeterminación de Heisenberg - Cristian Mitelman


Si en el exacto momento en que un hombre le alcanza la moneda a otro se detuviera el tiempo, y la moneda quedara quieta en el aire, justo en el espacio que media entre las dos manos, ¿cómo haríamos para saber exactamente el camino que recorrerá?
Descontemos las obviedades de la ropa (generalmente alguien bien vestido le alcanza la moneda a un mendigo); descontemos también las obviedades del comercio (los comerciantes suelen dar a sus clientes monedas como vuelto); descontemos todos los datos de la vida social y pensemos sólo en el derrotero de la moneda ¿Hay algo que diga que irá de izquierda a derecha o viceversa? ¿Existe algo en el universo que nos señale cuál será el verdadero periplo?
Suspendido el tiempo, la moneda fulgura con una pregunta sin respuesta. Y con esta misma página acaso ocurra lo mismo. ¿Quién puede decir que no sea un mero conjunto de manchas cuyo sentido en realidad escapa a cualquier posibilidad de comprensión? Tal vez usted y yo les demos a las palabras un sentido posible dentro de una miríada de sentidos que se multiplican sin que podamos percibirlo...

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