Si digo que yo fui el amante de Eureka Latines, le miento.
Si digo que yo fui amigo del amante de Eureka Latines, le miento también.
Si ahora le aseguro que por ese camino vendrá Eureka Latines tocando la flauta, mentiría nuevamente.
Mentiría si encomendara mi alma al alma siempre activa de Eureka Latines.
Diría la verdad, en cambio, si le confesara que yo escribí la biografía de Eureka Latines.
Es que Eureka Latines nunca existió.
Eureka Latines es una fantasía, producto de mi extrema soledad en esas frías siestas de invierno.
Lo demás, son simples palabras amontonadas por el viento para uso de los turistas.
Y aquí andamos (a la topa tolondra) diciendo que Eureka Latines está a punto de llegar.
Ya hay quienes la han visto al costado de las vías haciendo milagros.
Ya los carpinteros le roban maderas a sus clientes para prepararle un altar.
Ya las vecinas del barrio le cosen una túnica, porque dicen que anda medio desnuda la pobrecita.
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