viernes, 15 de agosto de 2008

Una gota de rocío - Edgar Omar Avilés


Una gota de rocío, en la punta de una temblorosa hoja de sauce, se niega a caer y ser tragada por la tierra. La gota, desesperada, con sus ojillos cerrados, suplica a los dioses misericordia: entonces de ella surgen dos gotas y luego cuatro; y la gota se convierte en gotera; y la gota se convierte en lluvia; y la gota se convierte en tormenta; y la gota se convierte en río y cascada; y la gota se convierte en un mar; y la gota se convierte en el océano que se derrama, inundando puertos y ciudades: los llantos y gritos de los seres abarcan al mundo, cuyos continentes también sucumben ahogados.
Poderosa, la gota de rocío se carcajea, pero deja de hacerlo al sentir la seca garganta de la tierra devorándola; entonces abre sus ojillos, y ve arriba al sauce y a la hoja, todavía temblorosa, de la que ha caído.






No hay comentarios.: